A principios del siglo XIX,
se estimaba que el 35 % de
la población de Buenos Aires
era de origen africano. Este
grupo que entonces era tan
numeroso no perduró hasta
nuestros días, como sucedió
en otros países. Sin embargo
como cultura y etnia, generó
sus propias costumbres,
creencias, construcciones,
vestimentas, bailes y
música. Las razones de su
invisibilización hay que
buscarlas en nuestro devenir
y reconoce causas
ideológicas, políticas y
sociales. Lo concreto es que
sus huellas comenzaron a
hacerse imperceptibles a la
mirada del resto de los
porteños.
Los relatos oficiales en las
etapas de conformación del
Estado-Nación y las
construcciones culturales
posteriores a la gran
inmigración dieron forma a
un imaginario de población
diversa y predominantemente
europea de origen que no los
incluyó. Si bien el proceso
histórico los
desterritorializó y relegó,
la cultura afro es parte de
nuestra identidad, es un
componente imperceptible que
ha dejado pocas huellas
materiales, pero una marca
indeleble en la memoria
colectiva.
La propuesta de la Dirección
General del Casco Histórico
es la de retomar ese hilo
invisible de nuestra
historia para completar (o
al menos enriquecer) esa
parte del relato que quedó
injustamente incompleto, a
través de un recorrido que
incluirá algunos de los
lugares que enlazan la
presencia de la comunidad
afrodescendiente dentro del
área fundacional de nuestra
ciudad.
El punto de encuentro será
el ubicado en la avenida
Belgrano 1151, Iglesia de
Montserrat.
Carlos Davis
Fuente:
Arq. Andrea
Cerletti (Dirección General de Casco Histórico)