Las piezas, importadas de Gran Bretaña, están
remachadas porque la soldadura eléctrica no se había
inventado cuando se edificó.
Para llegar a los tres niveles del edificio se puede
acceder por ascensor o escaleras, que también fueron
restauradas. Hasta las ventanas y mansardas lucen renovadas.
Incluso, se reacondicionaron los enormes portones de cedro y
los ladrillos colorados del suelo en los que aún se lee la
leyenda OS, característica de Obras de Salubridad.
El equipo
de restauradores aún está acondicionando un patio interno
que da al centro de la manzana, entre las avenidas José
María Moreno y Pedro Goyena, y las calles Valle y Beauchef.
Durante la noche, las bombas eléctricas llenan esos
tanques enormes con 72.700.000 litros de agua, que están
conectados entre sí, para paliar una posible faltante en la
red de distribución, según informaron en AySA. De modo que
si llegara a ocurrir una emergencia, las canillas de los
porteños se podrán abrir igual gracias a las reservas de
esta construcción gigantesca.
Carlos Davis
Fuente:
Agustina Mac
Mullen - Parabuenosaires.com