Floresta:
nombre dado por Ordenanza N° 26.607 B.M. 14.288
CORSOS Y MURGAS EN
LA CIUDAD
Hoy se larga el
carnaval...
04/02/2006
- Siguiendo con
una tradición que lleva entre nosotros décadas de rica
historia, durante el mes de febrero se llevarán a cabo
diversos corsos en la Ciudad de Buenos Aires. Los más cercanos
a nuestro barrio
serán los que se desarrollarán en la calle Avellaneda
(entre Chivilcoy y San Nicolás), el de Av. Olivera (entre
Chascomús y Tapalqué), el de Monte Castro (Juan B. Justo entre
Calderón de la Barca y Virgilio) y el de Flores (Carabobo
entre Directorio y Ramón Falcón).
No será como el de Río,
Venecia o Gualeguachú, pero el carnaval de Buenos Aires tiene
un modo propio de festejo que ha ido cambiando con el tiempo.
Dicen que al principio
las murgas estaban formadas por un puñado de muchachos (la
barra de la esquina digamos) que salían durante los festejos a
dar vueltas por el barrio cantando canciones picarescas. Eran
tiempos en los que no necesariamente se relacionaba a la murga
con el barrio del cual salían.
La fiestas tomaron
impulso y se transformaron en eventos socialmente reconocidos.
Recordemos los típicos bailes de carnaval que se hacían en los
clubes de barrio y los corsos que se armaban en diferentes
zonas y del cual participaban activamente los vecinos, ya sea
como actores o como inquietos espectadores.
A partir de la llegada de
los gobiernos militares que siguieron a las presidencias del
General Perón el carnaval como fenómeno social fue perdiendo
impulso. La murga de a poco cayó en el menosprecio. Los
lanzaperfumes y serpentinas fueron reemplazados por garrotes
plásticos o martillos que algunos rellenaban con arena. El
público se alejó y las fiestas perdieron el peso que
originalmente tenían.
Un decreto del año '76 le
dio el golpe de gracia: se levanta la condición de "días
feriados" que tenían hasta ese entonces los lunes y martes de
carnaval.
Con el resurgir de la
democracia comenzó un lento período de revalorización del
patrimonio cultural e histórico del cual los carnavales
formaban parte por derecho propio. Los "talleres de murga"
aparecieron espontáneamente en centros culturales, escuelas y
plazas de cada barrio.
Restaba que se les
restituyera a las fiestas el antiguo status de "feriado". Se
vino trabajando en la legislatura hasta que la idea maduró en
el 2004: los diputados votaron la ley que les restituía
orgánicamente el reconocimiento de antaño. Pero la alegría
duró poco ya que el proyecto fue vetado por Ibarra. El
expediente volvió a la cámara para que se lo reconsiderara y
esta reafirmó su voto promulgándose así la
Ley N°1322.
En la actualidad existe
un registro de murgas reconocidas por el Gobierno de la Ciudad
que reciben distintas facilidades para desarrollar su
actividad a lo largo del año con vista a llegar de la mejor
forma para las fiestas.
Celebremos entonces de la
mejor manera estas viejas-nuevas fiestas que se avecinan.