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													mapa ampliado
													
													
													
													14.- 
													
													
													
													Matias 
													Isamat - 
													
													(matiasrodrigo1978@hotmail.com)
													
													
													Checoslovaquia y Olivera
													
													
													
													Viví mi infancia y 
													adolescencia en el pasaje 
													Checoslovaquia, esquina con 
													la avenida Olivera.
													
													
													
													Todavía me acuerdo del la 
													barra, de lo tranquilos que 
													jugábamos a la pelota en la 
													calle donde muy de vez en 
													cuando gritábamos -¡Coche!-, 
													y la pelota no se podía 
													mover del lugar, o cuando 
													colgábamos la pelota y 
													Ernesto o Sergio subían a 
													los techos a bajarla. 
													
													
													
													Recuerdo 
													los desafíos con los chicos 
													de Santiago de las Carreras, 
													cuando fuimos, cual gira 
													internacional, a jugar con 
													los del pasaje Río Grande, o 
													cuando jugamos en los 
													monoblocks del Parque 
													Avellaneda. 
													
													
													
													El equipo imbatible, con las 
													camisetas que nos dio el 
													padre de Diego (Coke), que 
													eran como las del Ajax, 
													blanca con el pecho rojo y 
													que usamos 2 o 3 veces.
													
													
													
													
													También jugábamos en el 
													Polideportivo de Medina y la 
													Autopista, cuando era gratis 
													jugar, y el que ganaba se 
													quedaba en la cancha. 
													
													
													
													Los Carnavales y los 
													
													
													juegos de agua con las 
													chicas de enfrente, sacando 
													agua de la manguera de mi 
													casa, y los padres también 
													participando, todos juntos 
													corriendo por la calle, con 
													los baldes y las bombuchas 
													que comprábamos en el kiosco 
													de Mari que estaba en av. 
													Olivera. 
													
													
													
													Después, a la noche nos 
													quedábamos hasta tarde todos 
													los vecinos en la calle, 
													charlando, y los chicos 
													jugando al poli-ladron, o la 
													escondida. 
													
													
													
													Todos fuimos creciendo, un 
													amigo dejo de estar entre 
													nosotros, para quedarse en 
													nuestros corazones, fueron 
													llegando vecinos nuevos, nos 
													separamos, nos juntamos, y 
													todavía hablo con muchos de 
													ellos...
													
													
													
													Hoy vivo en Madrid, ya van a 
													hacer cinco años, mantengo 
													el contacto con varios, 
													gracias a Internet, pero la 
													verdad que nunca me voy a 
													olvidar de los buenos 
													momentos que he pasado en 
													esa calle y en ese barrio.
													
													
													
													
													Agradezco el lugar que me 
													dan para poder contarles mi 
													historia, y espero poder 
													seguir aportando, porque lo 
													que conté acá, no es ni el 
													1% 
													de lo que viví y disfrute en 
													el barrio (del cual marché a 
													mis 24 primaveras) pero que 
													llevo dentro de mi corazón a 
													todos los sitios que voy.
													
													
													
													La barra, mi barra: Diego 
													Mohamed, Diego Isamat, 
													Walter y Sergio Piaggio, 
													Agus y Fran Tarulla, 
													Carlitos y Emmanuel Elías, 
													Ernesto, Maxi, y yo.