Oro líquido para
sostener la vida en el planeta
Día Mundial del
Agua
29/03/2021
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El 22 de marzo se conmemoró el "Día Mundial
del Agua", fecha instituida en “la cumbre para la
Tierra” del año 1992
que convocó la
Organización Mundial de la Salud que reunió en
el año 1992 a representantes de 179 países.
El objetivo de dicho encuentro fue el de reconciliar
las actividades socio-económicas humanas con el medio
ambiente. De esa reunión surgió la
propuesta de visibilizar, concientizar y generar estrategias
acerca de la importancia del cuidado del agua dulce, y del
acceso global a este “oro líquido”. Paula Sevares,
docente de Ciencias Biomédicas de la Universidad
Austral, escribe sobre el tema.
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La Tierra cuenta con un 71% de
su superficie cubierta por agua, pero sólo el 2% es
potable (y menos del 1% se encuentra
disponible para el consumo humano),
se trata de un recurso que, entre todos, debemos de cuidar y
fomentar su cuidado para que nuestro planeta siga siendo
habitable. El agua potable es indispensable para la vida.
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En este sentido, la
enfermería cumple un rol
fundamental en el trabajo
junto a las familias y la
comunidad, promoviendo el
cuidado del agua y del medio
ambiente, algo que está
estrechamente ligado a la
salud de todos y de cada uno
de nosotros.
La enfermería,
además, brinda a la comunidad las estrategias para que las
generaciones futuras cuenten con agua limpia, “oro líquido
de la humanidad”, y eso permita alcanzar el 6° Objetivo de
Desarrollo Sostenible (ODS), impulsado por Naciones Unidas
como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible:
“Agua limpia y saneamiento para todos”.
La dificultad
de acceso en el mundo y en nuestro país
Según la OMS,
aproximadamente 1,5 millones de niños menores de cinco años
mueren cada año como resultado de enfermedades relacionadas
con la falta de acceso al agua y al saneamiento.
Según
estimaciones del INDEC, en Argentina hay 7 millones de
personas que no tienen acceso al agua potable. En nuestro
país, son los menores de edad los que más sufren el déficit
de agua potable. El 39,9% de quienes no tienen garantizado
el derecho a agua son niños y niñas de 5 a 11 años, el 72,5%
corresponde a los niveles socioeconómicos Muy Bajo y Bajo.
Pero, también, alcanza al 68,5% que reside en barrios con
trazado urbano formal, lo que da cuenta de un fenómeno que
se extiende en todo el territorio.
El déficit de
acceso al agua de red afecta al 14% de los hogares de la
Argentina urbana, y al 18% de los niñas, niños y
adolescentes (NNyA). Dichos niveles, casi se duplican cuando
se trata de hogares y NNyA del conurbano bonaerense (27% y
32%, respectivamente).
Según el
Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) y la
Defensoría de la Provincia de Buenos Aires, 1 de cada 3
niños del conurbano bonaerense sufre problemas para acceder
al agua potable.
La
imposibilidad de la vida sin agua
Nos resulta
imposible pensar nuestras vidas sin agua. Todos tenemos
derecho al acceso de agua segura, y todos tenemos la
responsabilidad de cuidarla como tesoro liquido de la
humanidad.
El agua es
quien une nuestras costas, sierras, selvas y montañas,
mediante el ciclo natural hidrológico. Es indispensable para
la vida animal, para el riego de cultivos, para la
producción de alimentos, calzados, vestimentas, como así
también fuente de energía.
Utilizamos el
agua en nuestras acciones cotidianas, hogares, escuelas,
empresas, centros de salud, hospitales, ya sea tanto en
zonas urbanas como rurales. Sumando nuestras acciones
cotidianas proteccionistas del medio ambiente, a las medidas
gubernamentales, se lograrán grandes cambios protegiendo el
agua segura, para nuestras futuras generaciones.
¿Cómo podemos
aportar?
No
desperdiciando agua, tomando duchas cortas, cepillándonos
los dientes con la canilla cerrada, disminuyendo la descarga
del retrete (colocando botella plástica con agua no segura
en la mochila o carga del retrete), enjabonando los
elementos de cocina todos a la vez y luego enjuagando, entre
otras cosas. Son pequeñas acciones cotidianas, que cada uno
de nosotros puede realizar, y que tienen un impacto positivo
en el medio ambiente.
Si paseamos
por nuestros mares, ríos o lagos, debemos cuidarlos. No
arrojemos basura como botellas plásticas, latas de
refrescos, colillas de cigarrillos, pañales, etc. Estos
residuos tardan miles de años en degradarse, contaminando
nuestro suelo y agua. Si cada uno de nosotros tira sus
desechos en cestos de residuos, separados, para poder
reutilizarlos según corresponda, estaremos disminuyendo la
contaminación de las aguas.
Por Paula
Sevares
Profesora de la carrera de Licenciatura en Enfermería de
la
Facultad de Ciencias Biomédicas
de la Universidad Austral.