Bandera de la Ciudad de Buenos Aires

Kiosco de La Floresta y Locomotora La Porteña

  Escudo de Floresta

Floresta: nombre dado por Ordenanza N° 26.607 B.M. 14.288

PATRIMONIO HISTÓRICO Y CULTURAL

Tareas de mantenimiento en el Cabildo

26/01/2007 - El Cabildo de la Ciudad de Buenos Aires está recibiendo una serie de cuidados tendientes a mantener en buen estado los valiosos elementos que lo componen. Entre los objetos tratados por los expertos se encuentran dos "brocales" pertenecientes a sendos aljibes que si bien no estaban originalmente ubicados  en este edificio porteño pertenecen desde hace años al patrimonio histórico y cultural de la ciudad. Alvaro Fortunato, museólogo y restaurador, y Luis Melek, restaurador, son los encargados de la puesta en valor de estas delicadas piezas de nuestro  patrimonio urbano.

Restaurar no es lo mismo que reparar. Los elementos arquitectónico que poseen valor histórico no pueden ser tratados con los mismos métodos que uno emplearía para remozar su casa. Esta tarea de "puesta en valor" debe ser realizada por expertos que conservando la pieza original le devuelvan su lozanía primitiva.

El edificio del Cabildo no siempre fue tratado de esta forma. Su fisonomía cambió a lo largo de los años, muchas veces respondiendo a llamados de la moda o a necesidades urbanísticas. Ese maltrato si bien en muchos casos no puede ser revertido si al menos debe ser detenido para evitar que se profundice la pérdida de lo patrimoniado como un bien histórico y cultural de los habitantes de la ciudad.

Desde este punto de vista es loable la tarea iniciada en la actualidad.

La reparación de los brocales de los aljibes

El Cabildo cuenta desde hace años con dos elementos que, si bien representativos de la época, no estuvieron ubicados originalmente en el contexto de su geografía: dos brocales de aljibe utilizados por los porteños de épocas remotas.

Uno de ellos presumiblemente construido alrededor de los años 1840 - 1855, de estilo neoclásico, casi Isabelino, de origen desconocido (quizá italiano), tallado en una sola pieza de mármol de carrara, fue trasladado al Cabildo en el año 1960, y, según la opinión de su actual restaurador, Alvaro Fortunato, pudo haber estado ubicado en algún lugar de acceso público. Eso al menos es lo que se conjetura al observar su interior cementado, como para evitar un robo.

La pieza de mármol posee forma octogonal y presenta figuras alegóricas (dos de ellas rematadas por un tridente, y otras dos que evocan a una ostra o caracol) en cuatro de sus lados.

El arco de alzada presenta un trabajo de herrería que antes de la intervención de los expertos se encontraba cubierto por varias capas de esmalte que se les había aplicado sin tener en cuenta su apariencia original.


Alvaro Fortunato, museólogo y restaurador

Esa pintura debe ser quitada por medio de un delicado trabajo manual que no admite de elementos químicos (removedores) ni de elementos mecánicos (cepillos de amoladora) que pudieran perjudicar su contextura.

El otro brocal es aún más antiguo, de mediados del siglo XVIII y estuvo ubicado en la casa de Belgrano (actual Av. Belgrano, entre Defensa y Bolívar) según consta en uno de los libros de Nadal Mora (experto en arquitectura colonial). Su estilo es Barroco Americano y consta de una sola pieza de mármol de carrara al cual se le ha retirado su arco de alzada para permitir un mejor trabajo de restauración.

El agua que tomaban los porteños

Buenos Aires, como cualquier otro asentamiento urbano necesitó del agua para mantenerse y crecer.

En un principio su suministro era proporcionado por el turbio Río de la Plata. Los porteños de aquel entonces debían ir hasta el río para buscar agua, o mandar a sus esclavos, o esperar a que el aguatero pasara vendiéndola.

En todos los casos el agua debía dejarse reposar para que sus impurezas decantaran y su turbiedad desapareciera, o al menos amainara de manera de permitir su consumo.

Luego llegó la época de los "pozos de balde".

Este artilugio tecnológico consistía en perforar el terreno hasta encontrar la napa de agua.

El pozo así construido podía tener un diámetro de un metro y una profundidad que variaba según la zona (alrededor de 8 metros).

El agua obtenida de estos pozos era transparente pero salobre, por lo cual no se apreciaba su consumo.


Luis Melek, restaurador

Los pozos de balde podían o no estar recubiertos por ladrillos y en algunos momentos de la historia fueron los causantes de la propagación de ciertas enfermedades, ya que la napa estaba contaminada por los efluentes de los pozos ciegos, los cuales eran utilizados para deshacerse de los desperdicios provenientes de los baños.

Para evitar este efecto indeseado los pozos de balde se hicieron más profundos, de manera de llegar hasta la segunda napa freática.

La aparición del aljibe marcó un gran progreso. Consistía en un gran depósito (cisterna) cavado en la tierra y revestido por revoque y mosaicos, que acumulaba el agua de lluvia a través de una red de albañales (conductos). Éstos recolectaban el agua que caía sobre los techos para almacenarla en la cisterna. Este depósito variaba en tamaño y geometría (en el patio del cabildo se encontraron dos cisternas de 5,30 m por 3,40 m con 5,80 m de profundidad.

La cisterna estaba cerrada en su parte superior, dejándose apenas una abertura de forma circular para extraer el agua. Sobre esta abertura se ubicaba el brocal (de ladrillo o mármol) el cual poseía un arco de alzada más o menos trabajado. El balde que pendía de una soga era movido con la ayuda de una polea.

Con el advenimiento de la red de agua corriente los pozos de balde y los aljibes cayeron en desuso, sumiéndose su figura en un rasgo distintivo del tiempo que pasó, de la historia que nos pertenece, de la identidad que nos singulariza.

Carlos Davis

  Volver

29 de Agosto
Día del Barrio de
 Floresta

39.474 hab.
 2.4 km2
(
2.320.158,49 m2)
16447,5 hab/km2

21.395 Mujeres
18.079 Hombres
(Datos julio 2001)

FLORESTA
nombre dado por Ordenanza N° 26.607 B.M. 14.288

LIMITES
Av. Directorio,
 Portela, Cuenca, Av. Gaona Joaquín V. González, Juan Agustín García, Segurola, Mariano Acosta.

PERÍMETRO
7.523,45 m


FIRME NUESTRO LIBRO DE VISITAS