Las viviendas serán
construidas por sus futuros
dueños, bajo la dirección de
ingenieros y arquitectos,
con materiales que les
suministran las Madres,
adquiridos con
contribuciones que reciben
dentro y fuera de la
Argentina.
El sistema constructivo es
novedoso en el país y
consiste en levantar las
paredes con la ayuda de
paneles envueltos en una
doble malla metálica, dentro
del cual se inyecta concreto
a presión. El resultado es
una pared de 14 centímetros
de grosor, ignífuga, térmica
e indestructible. Esto
permite abaratar costos y
acelerar la entrega.
Las viviendas a construir
serán departamentos con un
living-cocina, tres
habitaciones y dos baños.
Los adjudicatarios pagarán
una cuota mensual económica,
la cual aún no fue
estipulada.
La iniciativa, que no
persigue fines de lucro,
incluye la capacitación de
los vecinos en técnicas
constructivas.
"Estamos muy contentas con
lo que estamos haciendo,
porque vemos el apoyo y la
alegría de muchas familias
que por primera vez tendrán
una vivienda digna", agregó
Bonafini, dos de cuyos hijos
fueron secuestrados y
asesinados por la dictadura
militar instaurada en 1976.
"Las Madres piensan —dijo el
abogado Schoklender al
Diario La Nación— que si
bien es importante perseguir
a los represores, delegan
esa tarea en sus abogados y
están concentrando sus
esfuerzos en la educación,
en la construcción de
escuelas y en la creación de
trabajos genuinos".