Dos de las nuevas esculturas representan al Dragón
Celestial y están ubicadas en la calle Arribeños, entre
Juramento y Mendoza. Las otras dos se refieren a los
Leones de Fu y se encuentran en Arribeños, entre Mendoza y
Olazábal.
Los Leones de Fu o de Buda
Estas esculturas están ubicadas una frente a la otra,
cada una pesa 3.500 kilos, mide dos metros de alto, y fue
hecha en una sola pieza de jade blanco. Dentro de la
concavidad de sus bocas tienen una pelota tallada que se
mueve, y, según la tradición, tocarla trae buena suerte.
En la cultura china, los Leones de Fu son animales
míticos que tienen su origen en la tradición budista. Son
guardianes poderosos que suelen encontrarse en la entrada de
templos budistas, palacios y tumbas imperiales. También se
los conoce como perros de la felicidad o perros celestiales
y representan cualidades como el valor, la sabiduría y la
energía positiva.
Los seguidores del Feng Shui los asocian además con la
vigilancia, la honestidad y la protección de los más débiles
y le prestan mucha atención a la forma en la que son
ubicados. Es muy raro que no se encuentren en pareja.
Dragones del Cielo
Estas esculturas son de mármol rosa, cada una pesa 3.500
kilos, miden dos metros de alto y también están ubicadas uno
frente al otro.
Los Dragones del Cielo son los máximos exponentes de la
tradición china que representan el dominio de los cuatro
elementos (tierra, aire, fuego y agua) y aportan vida y
poder mediante las estaciones del año: traen agua con la
lluvia, calor con el sol, viento con los mares y tierra para
el cultivo.
Según la creencia popular, los dragones vigilan,
protegen, dan seguridad en el hogar, atraen la buena
fortuna, están muy relacionados con el agua y se cree que
gobiernan los cuerpos de agua en movimiento, como cascadas,
ríos y mares.
Carlos Davis
Fuente:
Prensa Ministerio de Cultura CABA