Si nos referimos a los
orígenes históricos de esta
celebración podemos decir
que se en el mundo Aymara,
durante el mes de febrero,
se vive el noveno mes
conocido como la época de
Anata, el período en el cual
se realizan las primeras
cosechas. Este es el momento
en el que se conjugan los
ritos, la música, el baile ,
la convivencia y el
agradecimiento hacia la
madre naturaleza.
La fiesta se inicia con la
Cha’lla, una gran ceremonia
en la que todo el mundo
baila y toca su música con
instrumentos nativos como:
Pinquillos, Tarqas,
Mohoseños, Sikus, Pututus y
Wankaras.
Al termino de la fiesta se
realiza una gran Ajtapi,
(comida comunitaria), dónde
los productos de época serán
servidos acompañados de
aguardiente de uva y chicha
(bebida fermentada preparada
con maíz).
Hacia el final de la
celebración se baila la
Cacharpaya, pidiendo a la
Pacha Mama, fertilidad y
abundancia para el siguiente
año.
La festividad de la Anata se
festeja aún hoy en día en
las comunidades agrícolas,
mientras que en las
ciudades, donde se festeja
el carnaval, la celebración
tomó otras formas de
presentación. Así nació la
Jisk’a Anata, festejo que
consiste en la presentación
de diversos conjuntos
folklóricos a los que se une
el público local y los
visitantes.
El lugar rebosa de danzas y
canciones, algarabía y
movimiento, compartiendo con
el hermano la alegría
humilde del que se sabe
agradecido por aquello que
la Pacha Mama nos otorga en
silencio.
Carlos Davis
Fuente:
Prensa Parque Avellaneda - Alison Blog - Carlos Carpio Blog